La tradición de encender velas para la época navideña es común en muchos países del mundo. Tiene sus orígenes en la Antigua Roma.
Durante el solsticio de invierno, tenían lugar festivales para celebrar el retorno del Sol. Sin embargo, colocar velas como un símbolo navideño parece ser una tradición heredada de Escocia.
Desde los siglos XVI y XVII, los devotos irlandeses cristianos iniciaron la práctica de colocar enormes (y por lo general de color rojo) velas en las ventanas de sus hogares en la víspera de Navidad. Cuando los inmigrantes irlandeses llegaron a América trajeron consigo la tradición de colocar velas en las ventanas.
Durante los siglos XVI y XVII, entraron en circulación en Bretaña e Irlanda las leyes penales que prohibían el catolicismo. Los católicos practicantes eran castigados severamente y en ocasiones los sacerdotes eran condenados a muerte.
Luego, en los siglos XVIII y XIX las leyes se volvieron aún más estrictas, privando a los católicos de muchas libertades tanto civiles como religiosas, forzándolos a encontrar la manera de practicar su fe en secreto.
Para los devotos católicos irlandeses, colocar velas en su ventana durante la víspera de navidad simbolizaba seguridad y servía como señal de bienvenida para los sacerdotes que iban de paso frente a sus casas, para que pasaran y auspiciaran la misa de Navidad dentro de ellas.
En la Norteamérica colonial, las velas navideñas se colocaban en la ventana como señal de bienvenida para los viajeros y como símbolo de la calidez del hogar durante las fiestas.
En nuestro país es ya habitual encender velas para conmemorar el nacimiento de Jesús. Las velas se adornan con lazos y pueden ser colocadas en muchos sitios, en especial, sobre la mesa de la cena de navidad. |